Hace una eternidad, en los peores días de la guerra tuve un sueño. En él, volvía a recorrer la playa del Inglés contigo. El sol se ponía y el islote del faro se distinguía entre la bruma. Todo era como antes: la casa del cabo, la bahía.... Incluso las ruinas de Cravenmoore sobre el bosque. Todo menos nosotros. Éramos un par de viejecitos. Tú ya no estabas para navegar y yo tenía el pelo tan blanco que parecía ceniza. Pero estábamos juntos.
Desde aquella noche, he sabido que algún día, no importaba cuando, llegaría nuestro momento. Que en un lugar lejano, las luces de septiembre se encenderían para nosotros, y que esta vez ya no habría mas sombras en nuestro camino.
Esta vez sería para siempre.