Que me tomen por tonta. Las falsas apariencias. Odio que la gente no vea más allá que su ombligo. Las etiquetas y complicar demasiado las cosas. Hay días en los que odio al mundo.
Puedo ser cabezota, orgullosa, celosa, impuntual, infantil pero también cariñosa, risueña, impredecible.
Me encanta tener a alguien cerca los días de tormenta. Meter el dedo en el bote de nocilla. Los besos en el cuello y que me susurren al oido algun te quiero. Me encanta tener a esas grandes personas, esas amigas por las que te sientes feliz al sonreír.
Me gustan las miradas que hablan, mirar las estrellas sin decir una palabra, el olor de una rosa, caminar descalza sobre el césped, saborear el helado.
Puedo decirte lo que siento a grito pelado hasta quedarme afónica, puedo susurrartelo al oído.
Puedo decirselo al mundo. Odio los kilómetros de mas y los días de menos.
Puedo tener mucho, muchísimo miedo y no aparentarlo. Puede que tenga demasiadas cosas en la cabeza y puede que ignoro demasiadas cosas pequeñas.